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lunes, 25 de febrero de 2013

Más allá de las musas.


Más allá de las musas.


Moises cid.



Ocurre comúnmente de quien escribe tiene algo extraordinario que contar, una idea un sentimiento una situación, las deshace mentalmente para después imbricarlas con sus palabras. Haciendo un tejido literario sobre lo que le conmueve. Escribir es un ejercicio que hace a la persona apartarse de la pasividad, colocar sus ideas en un hilo literario para compartir con otros lo que el piensa y siente positiva o negativamente.


El escritor desentraña cada uno de sus sentimientos, de sus miedos, de sus experiencias, de sus esperanzas. Replanteándoselas mil veces para exponer lo acertado de ellas o plasmándolas sin ninguna reserva con el propósito de incrustar el sentimiento puro en su texto.


Escribir es un psicoanálisis baratísimo.
                               Carmen Posadas.


La escritura es una  autoexploración en carne propia, sacando a relucir todo lo que se guarda con lo que se vive. Es la capacidad de autocritica es conocerse así mismo para sazonar personalmente lo que se expresa haciendo de su obra un relato único y humano. Es cuestionarse totalmente tratando de conocer cada aspecto único e intimo, es desnudarse   uno mismo  y verse así mismo.


Para escribir algo tienes que correr el riesgo de burlarte de ti mismo.
Anne Rice.



Escribir es una necesidad personal, es como el hambre que te hace levantar de la cama a media noche para saborear lo que te apetece. Así mismo es el escribir, saborear las palabras que se te vienen a la mente y plasmarlas antes que escapen las ideas al olvido.
Un escritor trata de que no se le pudran las ideas por malas o simples que sean, busca la mejor manera de plantearlas para que sean dignas de ser leídas. Escribir es el juego de intentar contar cosas de manera asombrosa. De hacer una simple idea algo que sea recordado por quien lo lea.


Los verdaderos escritores son aquellos que quieren escribir, necesitan escribir, tienen que escribir.
                                                                         Robert Penn Warren.





 Muchos escritores no requieren de mortales aventuras para ejercitar su imaginación, se requiere de la experiencia de la vida para aprender a plantear las situaciones literarias. Saber conquistar al lector y conducirlo a lo más recóndito del texto. Tentándolo a cada instante a querer saber más de lo que escrito. Y una vez terminada de leer la obra sea la misma vida quien le recuerde sus palabras.



Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir.
                                                                              Henry David Thoreau.




Aunque generalmente un escritor siempre termina diciendo lo pude hacer mejor acerca de lo que escribe, tiempo después ocurre una reconciliación con su obra. Nunca hay que olvidar que la obra escrita es mejor que la obra ideada y pasada al olvido.
El escritor es alguien dispuesto a expresar ideas y buscar cualquier oportunidad para contar algo.


Cada hoja escrita es una batalla victoriosa sobre todo aquel pormenor que atenta  destruir su texto. El escritor avanza letra a letra intentando terminar su narración. Con esfuerzo y disciplina sin descuidar la calidad de lo que escribe.


Así como los pequeños buscan la oportunidad de escaparse de la escuela para irse de pinta. Así también quien escribe se aparta de la rutina para exponer lo que guarda en mente. Para imprimir lo que ha digerido en su reflexión. Para grabar con palabras en una hoja lo que siente. Busca el tiempo y siempre esta dispuesta a ello.


Cuando todos duermen el escritor sueña despierto, es en la noche en donde encuentra la armonía y la serenidad para desnudar su mente. Para plasmar la huella indeleble de sus palabras. Las deja reposar toda la noche en su hoja para que fermenten al amanecer y fructifiquen en la mente de quien lo lea al día siguiente. El escritor se disfraza de persona común durante el día para en la noche despojarse de su lastre artificioso y nuevamente jugar como un chiquillo entre letras. Tramando  nuevas ideas para escribir.

Aunque la humanidad avance aceleradamente y se ahogue en el estrés diario, el escritor vive contra corriente para no dejar lo que le da relevancia a su existencia. Se nace para escribir y se vive para contar.


Si bien un escritor o poeta no puede componer sus errores al menos puede componer sus palabras. Puede adornar con bellas expresiones y palabras significantes cada uno de sus días, explora el mundo y a las personas pero sobre todo se explora así mismo. Cuestión que para muchos es imposible y doloroso. Hay  escritores que no le temen al dolor muy por el contrario lo abrazan y lo hacen su amigo. Hay quienes escriben sobre la alegría y tienen la capacidad de contagiarla. Otros informan secamente. Místicos que trazan aforismos profundos. Y otros sueñan y fantasean con nuevos mundos, nuevos seres dependiendo de la capacidad de su imaginación y el arte de su pluma.


Aunque hay muchos escritos imperfectos, y hasta malos, para un escritor es como el árbol que se desprende de sus hojas y de su corteza innecesaria para desarrollarse  plenamente. Hasta llegar al grado de realizar un estilo propio, con gracia y apetecible para cierto público que lo lee.




“un escritor profesional es un amateur que no se rinde”
                                                                                     Richard Bach.





La mejor manera de comenzar a escribir es tener algo que contar. Cualquier idea es buena para iniciarse como escritor y entre más sencilla es preferible. Ya que con la disciplina, la practica y el ejemplo de escritores que se admiren se ira desarrollando y avanzando por el mundo de las letras.



La literatura es  esa dimensión tan próxima y distinta a la rutina que se vive y en la cual se vuelven extraordinarios las personas y los hechos. Es pues un escritor un humano sorprendente por que escapa de la rutina común.


“La cosa por decir, dila”.
Robert Graves.

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