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sábado, 15 de abril de 2017

De humanos hermanos.



De humanos hermanos.
Moises del cid.



Mientras se discute lo correcto y lo incorrecto el mundo se está yendo al carajo. Las palabras sobran y faltan acciones. Seguimos siendo rudimentarios debatiendo en cuestiones primigenias. La tecnología nos rebasa pero lo humano se queda estancado. Girando y girando en las mismas especulaciones, sin dar un paso para reconocer los errores y tropiezos que nos detienen en lo mismo.


Pensamos tocar las estrellas mientras aun sangra las heridas del prójimo. Asfixiándonos con nuestro propio veneno. El mundo permanecerá pero de nuestra civilización no quedará piedra sobre piedra.
Engolosinados en consumir y no tener saciedad, agotamos y nos agotamos, con apetito desbordado queriendo llenar el saco roto que es la falta de identidad propia. Nuestra existencia gira en una evasión consumista sin medida, hasta llegar a un punto de quiebre del cual no hay retorno.



Muchos quieren cambiar la humanidad sin tener el aprecio por conocerla, van extirpando ideológicamente lo que les parece políticamente inconveniente. Y al final todo se va al trasto, por el beneficio de unos cuantos se desecha lo esencial en lo humano y se pervierte la finalidad de ser mejor por el objetivo de mantener el poder. Revoluciones vienen revoluciones van y al final solo cambian los factores y el resultado sigue inmutable.



La sociedad se asusta de lo que provoca pero no está consciente de sus actos. Cómodamente nos dejamos llevar por dulces promesas que nos dictan en formas sutiles y nos perdemos en pequeños objetivos para rodear nuestra responsabilidad personal y dejamos de conducirnos  por nuestras propias convicciones y por nuestras propias decisiones. Evitamos remediar nuestros vicios y nuestros errores. Nuestro dedo acusador está presto a señalar el error en lo ajeno sin reparar en las propias fallas.



Deseamos ser lo que no somos. Atacamos nuestra naturaleza en afán perfeccionador sin identidad propia. Quitamos y ponemos en nosotros sin compromiso ni responsabilidad. Somos pequeños imprudentes que jugamos a ser mejores, al menos en apariencia. Todo nos lo dan otros, hasta nuestra propia identidad. Vamos por la existencia como ciegos dando de bastonazos a los demás por encontrarnos a nosotros. Al final nuestros logros tienen buena apariencia pero sin sustento ni esencia.



Conócete a ti mismo reza el proverbio y al final de cuentas es la finalidad de lo que somos,  la respuesta que buscamos develar a cabalidad. Saber ser quien soy. Encontrarnos a nosotros mismos y mejorarnos perfectiblemente. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer es por definirnos personal y socialmente. Al final de cuentas la humanidad evolucionará cuando se despeje de los mismos tropiezos y rompa el círculo vicioso que gira en dominar al prójimo y extirpar aquello que es distinto pero es propio de la naturaleza humana.  La fe sin caridad es letra muerta. La arrogancia en la política propia no es democracia. La justicia sin dar a cada cual lo que corresponde no es cabal. La ciencia sin prudencia nos hace esclavos de la misma. El conocimiento sin tenacidad nos vuelve fanáticos. Y nuestra vida sin decisiones nos vuelve estériles


“En cada niño nace la humanidad”

Joseph Conrad.

viernes, 7 de abril de 2017

Heráclito y la religión.



El filosofo Heráclito en su comprensión de la realidad realizo cuestionamientos a la religión griega sobre todo a las festividades y rituales hacia Dionisio y Hades.


Si bien él nos refiere que la autentica naturaleza de las cosas suele estar oculta. Y por tanto a la mayoría de los hombres le pasan desapercibidas las cuestiones de lo divino y de lo heroico. Solo unos cuantos se imbuyen en la comprensión de las verdades divinas.

A la mayoría de los hombres les pasan desapercibidas cuantas cosas hacen despiertos, del mismo modo que se olvidan de lo que hacen cuando duermen.

Heráclito analiza la institución religiosa como un discurso como un sistema orgánico  que intenta remediar los anhelos, contingencias y aflicciones propias de la naturaleza humana.


Los hombres se aferran a la religión como una tabla de salvación y lo hacen de manera acrítica. Se despojan de su investidura racional y critica y se sumergen en la incuestionable fe que los guía a través de rituales. Los hombres con ello eluden la responsabilidad y temen la libertad, y se consuelan en la formalidad y cumplimiento del rito.


Quien cumple minuciosamente los ritos se salva.


El discurso religioso se  estructura con el principio de la oposición de contrarios. Tanto en cuestiones de lo mundano y sobrenatural y sobre lo que es la vida y la muerte, tanto del bien como del mal. Y mediante la exposición de dichos términos intenta esclarecer las cuestiones contrarias que urgen a la naturaleza humana.


El análisis de lo religioso lleva a Heráclito a clasificar  en tres modalidades de desenvolvimiento humano:

Hay tres clases de hombres según la religión: los perfectos videntes, los que han oído al Logos y lo han entendido, los que se inician en el camino de la verdad, pero aun no la comprenden en su plenitud, y los que ni han oído ni comprenden el logos.



Se lanza a criticar severamente contra los que realizan el ejercicio ritual sin convicción ni verdadero compromiso con lo sobrenatural. 

Y por la corrupción con que los hombres intentan celebrar de lo heroico y de lo divino.


Vanamente se purifican los hombres de los delitos de sangre manchándose con sangre, como si el que se ha metido en el barro pretendiera limpiarse con barro,

Dirigen suplicas a las estatuas como si se pudieran conversar con las casas, sin conocer la verdadera naturaleza de los dioses ni de los héroes.

Si la religión  vale, vale porque se ocupa de cuestiones opuestas, la 
vida y la muerte. Porque mortifica al hombre para perfeccionarse y conocerse. Aunque ocurra la fatalidad de nunca elevarse a lo trascendental.


La divinidad no es otra cosa que lo que uno hace de si mismo; es su carácter. No se posee alma creada por la divinidad; no posee una esencia prefijada. El hombre es su existencia, y su esencia  consiste en hacerse a los largo de la vida en conexión con el entorno sociopolítico  de las luchas necesarias.. Y ciertamente existen premios y castigos.

De Heráclito nos llega la idea de que el hombre se hace y se perfecciona así mismo mediante el fuego y la guerra, para remediar y enderezar sus debilidades y vicios. Persiguiendo con ello una vida honrosa que lo eleve a la integración energética mas pura con el universo

Las mejores muertes obtienen mejores asignaciones.

Los que perecen muertes en combate obtienen mayor purificación que los que mueren por enfermedades.


El hombre que alcanza el logos se reintegra con el universo ya que es una parte del mismo.

jueves, 6 de abril de 2017

Cuestiones.

Cuestiones.
Moises del cid

Una vez estuve esculcando largo tiempo en mi mochila. Mi madre se acerco y me pregunto:

¿Encontraste lo que buscabas?

¿Resolviste tus  preguntas?

¿Obtuviste lo que quieres?

¿Te sientes satisfecho?

¿sabes quien eres?

¿Sientes paz?

¿Amas?


Entonces vive.


Ir creciendo con libros.

Ir creciendo con libros.
moises del cid.



En los momentos difíciles de la vida siempre es recomendable la compañía de un buen libro. Sus palabras te dan ese cambio de perspectiva que no habías tomado en cuenta y en su trama encuentras que aquello que te embroma no es más que una experiencia momentánea que pasará a formar parte de tus recuerdos y aprendizaje.


En ocasiones ni la mejor intención de tus amigos pueden contener la claridad y la verdad que la frase impresa, de alguien que escribió acerca de sus experiencias y las sobrellevo, las transmitió literalmente para que una persona extraña aprendiera de su experiencia de vida.


Bañarse de literatura y salir al mundo y contrastarse en su paisaje y en otras personas intercambiando ideas y pensamientos enriquece más que encerrarse en miedos y sufrimientos personales. Los libros nos dan claves para salir al mundo y abordarlo y transportarse junto con otras personas con su ser y con su existencia de la mejor manera. 

Cuando un libro te atrapa ves la vida de acuerdo al autor o a sus personajes, encuentras detalles que habías pasado desapercibido y te enteras de cosas extraordinarias que ocurren en lo ordinario. Con el tiempo llegan nuevos libros, nuevos autores y nuevas ideas.


Nunca salgas sin un libro a mano y ante la situación mas exasperante léase en caso de emergencia o mejor dicho en caso apatía. Porque hay libros que nos levantan el espíritu en momentos difícil y embellecen con su contenido aquello que está dentro de nosotros. Liberas emociones y haces fluir el pensamiento.  


Pero leer requiere un compromiso de comprender lo que se ojea y descubrir la intención del texto. Un libro hay que vivirlo y encarnarlo en nuestra persona no de manera literal sino como un aprendizaje en la experiencia, ya sea del autor o del protagónico del relato. Para saber de lo que se habla, hay que comprender lo que se lee.

Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
Francis Bacon.


Los libros son caminos literarios que te conduce a cualquier parte, en eso radica su deleite y el placer de explorarlos en meternos en la intimidad de alguien y ver a través de las letras las pasiones e ideas que lo conmovieron a expresarlas en un pedazo de papel o pantalla electrónica en barro o sobre la misma piedra.


Un libro es el pasaporte a irte a cualquier parte desde lo más recóndito del microcosmos hasta la región más lejana del universo. Incluso realizar un safari en la jungla de tu pensamiento mediante reflexivas introspecciones y en ello lograr ampliar la diminuta perspectiva que se tiene en la propia y subjetiva existencia.


Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
Proverbio árabe.

  

Mientras lees te cuestionas y cuestionas lo que te rodea, al contrario de un ejercicio evasivo la lectura te devela lo hay mas allá de lo aparente. La sabiduría de alguien que no conoces rompe el tabú, la ignorancia y el hermetismo de aquello que das por sentado y que hasta ese momento era incuestionable. Hay libros que empujan de la zona de confort ya que  inquietan al intelecto. El saber llama y hay frases que encienden al espíritu para aprehender la verdad. Hay libros que son luminarias en los momentos oscuros.


La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.
Andre maurois.


Cuando un libro conmueve este se arraiga en nuestra vida y se vuelve referente de experiencias trascendentales ya que sus palabras contienen  vigencia provecho y sentido. Y nos sacan del aturdimiento personal en momentos de crisis. Un buen libro es una brújula que te indica hacia donde navegar para no estancarte en tu vida. Te enseña a valorar lo que simplemente no das crédito en tu ignorancia ya sea por falta de experiencia o por falta de interés. Es encumbrarte en sus ideas y divisar que hay más allá de tu mirada y entendimiento.

Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles.
Herman Hesse.


Un libro es un paciente maestro que te muestra su contenido sin obligarte a que lo aceptes, ni a que lo entiendas. Te da la posibilidad de cerrarlo y olvidarlo en el estante empolvado de tu biblioteca. Hasta que alguien más pueda leerlo y satisfacerse de su  conocimiento y valorarlo como referente personal. Ni el mejor amigo tiene ese grado de franqueza y aceptación. Un libro puede reprenderte prudentemente pero sobre todo te ayuda a pensar y a cuestionarte a ti mismo.

Es cualquier libro discreto (que si cansa, de hablar deja) un amigo que aconseja y que reprende en secreto.
Lope de Vega.


Así como las palabras adquieren valor cuando son veraces. La lectura constante aguza tu intelecto y lo ayuda a tener gradación en aquello que percibe y obtener de ello ideas que lo conduzcan a la obtención o acercamiento a la verdad. La verdad es la finalidad de todo pensamiento. Se requiere leer mucho y de muchos pero lo importante es aprender a leer de lo mejor y de los mejores. La sabiduría se obtiene de lo que es honesto y congruente con lo que se piensa con lo que se vive.

No es preciso tener muchos libros, sino tener los buenos.
Sèneca.



Una persona que lee es un ser viandante. Alguien que se ha lanzado a explorar lo que desconoce en palabras e ideas ajenas para reforzar su propio conocimiento y experiencia. 

Cuando los libros trasminan a la persona le ayudan a crecer, lo guían a cualquier sitio pero al final su convicción se enriquece en la comprensión de lo que expresan los otros de acuerdo con la verdad. Esto es crecer con libros.

Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.

Ciceròn.