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domingo, 29 de agosto de 2010

La apuesta.

La apuesta.
por:jesus moises delcid.


La inseguridad y la incertidumbre son aspectos comunes en la vida de los hombres, un día te levantas y no sabes si lo terminarás, muchas veces damos las cosas por sentado y seguras pero al final de cuentas no resultan como lo planeamos. Quizás a muchos esto les parezca demasiado abrumador o pesimista pero realmente ¿que seguridad tenemos de cada segundo mas allá del que vivimos?
Como dicen los filósofos “los hombres somos seres contingentes” podemos ser y dejar de ser en un breve tiempo. Más también los seres humanos poseemos en el don de la voluntad el aspecto más relevante de toda nuestra naturaleza, el cual nos motiva a la posesión del bien deseado. Y aunque si bien la vida se nos presenta en forma azarosa, la voluntad humana nos hace estudiar las formas o encontrar el modo de obtener aquello que deseamos, y es este movimiento a lo que comúnmente le llamamos aventura, empresa u odisea
Si bien es cierto somos seres imperfectos y limitados, nuestra voluntad (a pesar de no ser absoluta) motiva a nuestros sentimientos y nuestra inteligencia a buscar el modo con mayor potencialidad para realizar una operación hacia la obtención de un fin deseado.
Y esto lo hacemos constantemente en nuestra vida personal, somos seres con intencionalidades como bien expreso Aristóteles “todo agente obra por un fin”. Estamos en una constante búsqueda de fines, bienes y metas. Y esa consecución nos lleva a buscar u ordenar condiciones para poder obtener aquello que tanto deseamos vehementemente. El hombre por su racionalidad posee la cualidad de sistematizar o acomodar factores y condiciones para la realización de un evento para su beneficio.
Todo este orden de factores es a lo que se le llama empresa y que formalmente se define como “la acción ardua y dificultosa que valerosamente se comienza hacia una finalidad”. Pero que comúnmente una empresa se conoce: “al intento de hacer o conseguir algo” (siendo este un bien o fin).
Ante la inseguridad y la incertidumbre que el mundo nos ofrece, debemos estar atentos en la consecución de nuestros fines, debemos llevar a cabo lo que usualmente se llama “apostar” por aquello que nos parezca lo más enriquecedor para nuestro ser y para nuestra existencia.
Este apostar es el colocar o poner en orden los factores y condiciones para la obtención del bien deseado. Vulgarmente el apostar se le da el sentido de tender ciegamente al suceso de un evento de manera intuitiva. Pero más que nada, esta apuesta debe estar acorde el sentimiento con la razón hacia la contemplación de la realidad, para saber que tan posible es que pueda ocurrir lo que buscamos. El apostar es una competencia y disputa por superar ingeniosamente aquello que nos obstruye en obtener lo que deseamos y lo cual es inaccesible de manera fácil e inmediata a nuestra voluntad.
Pero en ello hay que actuar tanto en el sentir y con el ingenio de nuestro ser y en esto reside la estrategia en el acomodamiento de las cosas para enriquecer la posibilidad en la obtención del bien deseado. El apostar no es cegarse por una obsesión hacia algo deseado sino más bien ocurre en la consecución ordenada hacia lo que verdaderamente nos enriquece como personas. Y es en estos cometidos donde verdaderamente mejora nuestra existencia.

La búsqueda de nobles fines y de elevados logros son los que hacen saborear de mejor manera nuestra vida. Es ser protagonistas de nuestra existencia y desarrollarnos de mejor manera como personas. Pero esto no es una tarea fácil y menos inmediata para nuestra voluntad por lo cual debemos afrontar virtuosamente las dificultades que se nos opongan hacia aquello que deseamos.

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