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sábado, 8 de enero de 2011

Séneca y el valor de la sabiduría.


Séneca y el valor de la sabiduría.

Aquel hombre que tiende a la sabiduría apetece uno de los bienes mas valioso y nobles que puede adquirir. Ya que el intelecto  humano se complace en la verdad y en el conocimiento de su naturaleza y lo que le rodea. Pero además como la forma informa, al adquirir las comprensión de su ser el hombre tiende a mejorar su condición humana orientándose en actuar y pensar óptimamente.

Sin embargo no todos los hombres se atreven a recorrer o encaminarse hacia la sabiduría. Ya que al ir hacia ella se adquiere un compromiso tanto espiritual, mental y moralmente. Con lo espiritual ocurre el ejercicio intelectual, en lo mental en el correcto estudio y en el correcto pensamiento y en el moral busca la virtud de los actos con trascendencia y verdadero bienestar en su existencia.

Como comenta séneca “El sabio es aquel que se mantiene firme contra los vicios de una ciudad degenerada y que se hunde bajo su propio peso”

Viene al caso el comentar sobre la situación que impera en la sociedad que ha relegado los valores y la bondad de los seres por convertirse en un caos anárquico despojando de todo aquello que se identifique con la inteligencia, con la bondad y con el amor. Estos términos se han vuelto anacrónicos y propios de seres débiles.

“Quien se aventura a la sabiduría deben ser hombres despreciadores de la voluptuosidad y vencedores de todos sus miedos”. Nuevamente séneca nos insta y nos orienta por el aprecio de la virtud.

Ya que suceden etapas en todo filosofo por  donde se transita en soledad y en la incertidumbre pero dentro de cada uno se debe mantener en firme la voluntad hacia la sabiduría y a la verdad. Y se vera tentado en múltiples ocasiones en abandonar su empeño por desear entregarse a la puerilidad, a la comodidad y al superfluo placer en vivir un sinsentido despreciando aquello que en verdad cultiva el bienestar humano.

Incluso habrá personas que osarán atacar a quienes buscan el saber, ya que en la ceguedad de la ignorancia se confunde la torpeza con el bien. Cuando la ignorancia se reviste de soberbia y vulgaridad.

Es enorme el esfuerzo que se requiere por mantenerse apegado a la verdad, mas cuando a través d ela ha historia se ha conocido de personajes que han establecido grandes obras pero que en muchas no se esta enfocado a la verdad y al bienestar si no a ser manifiestos de un poder o de un sentido político en beneficio de unos cuantos para así justificar sus actos ante los demás. Renegando e incluso atacando aquellos que se mantienen firmes y centrados hacia la luminaria espiritual de la verdad. Y perseveran ante la desorientación y perversión de quienes endulzan los oídos y enajenan el pensamiento ajeno.

“piensa que el sabio es del linaje de aquellos que consiguieron con un largo y constante ejercicio de la fuerza del sufrir y cansar toda su violencia”.

Venerable son quienes están conscientes de que su vocación es la verdad, así como el amor. Se conjunta el amor a la verdad. Por que se comprende que amar a los seres por lo que son y no tan solo por su utilidad.

Grandes son los hombres quienes rechazan lo vacuo y lo vano y se entregan a la vida desentrañando sus mas íntimos secretos conociendo y abstrayendo de la manifestación de los objetos.

“no van juntas cosas contrarias”

Esta premisa es la guía cotidiana en la reflexión de quien verdaderamente se aprecia y se dirige al bien mayor. Medita sobre su conocimiento y sobre su obrar, buscando no contrariarse ya que si no se atiende a esto se corre el peligro de perder el sentido los actos y por tanto de la naturaleza. Convirtiéndose en una persona de operar contradictorio.

“la tranquilidad es el bien propio del sabio”.

Ya que en ella se medita y se contempla la creación se encuentra la belleza manifiesta de los seres en el universo hasta lograr captar la bondad, la verdad y la belleza de cada ente.

Solo en la serenidad, en la paz y en la armonía personal se logra verdaderamente la contemplación y permanece firme el sentido de los actos. Lo cual es primordial en el sabio para mantener la conciencia en la congruencia.

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