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jueves, 15 de mayo de 2008

Biografía de Sócrates.


Sócrates
Autor: Jesús Moisés Del Cid.

Nació en la localidad de Alopeco en el año 469 a. C., enseñó en Atenas en la plaza pública (Areópago). De padre escultor (Sofronisco) y madre comadrona (Fenaretra). La mujer con quien se casó se llamaba Xantipa.
Este hombre dio inicio a la llamada época de la madurez griega. Se hizo célebre por desenmascarar a los sofistas y reorientar a la filosofía hacia la búsqueda de la verdad y el bien de los hombres.
Así como el hombre busca conocer la realidad en la que está inmerso, Sócrates convocaba también al conocimiento interior, mediante la frase “conócete a ti mismo”es decir, conocer la naturaleza humana. Ya que el conocimiento orienta hacia la virtud y la ignorancia al vicio. Para Sócrates filosofar significa conocerse.
En su lucha contra los sofistas, Sócrates ejecutaba una singular estrategia; ya que el sofista presumía de conocerlo y saberlo todo. Sócrates pregonaba que “yo sólo sé, que no sé nada”, haciendo alusión a la diferencia entre ser sabio y creerse sabio.
Mediante el uso de la mayéutica, un método mediante el cual seguía el argumento hacia la verdad por medio de cuestionamientos o preguntas. Las cuales efectuaba al interlocutor a fin de formar un diálogo el cual lleve a las partes a descubrir la verdad o a no llegar a una conclusión. Creía que la sabiduría se adquiere en el intercambio vivo de la conversación, haciéndose preguntas y buscando juntos respuestas. El filósofo es un obstetra de almas.
Sócrates buscaba la vida virtuosa en los hombres. A fin de que alcancen la felicidad. La ética intelectualista de Sócrates proclama que el malo es el ignorante y que en cuanto la inteligencia conozca la verdad, la voluntad no puede dejar de seguirla. En esto reside su peculiaridad y su error.
Su personalidad
La personalidad de este gran hombre se distinguía por su fealdad, la fuerza de su virtud ante la desgracia y su hogar infortunado.
Andaba por las calles con los pies descalzos y cubierto de un manto sencillo. Poseía un aspecto tosco, más su intelecto, su diálogo y el amor por la virtud humana eran las verdaderas riquezas de Sócrates.
Era apodado el tábano por sus constantes críticas y cuestionamientos. Con ellos provocaba en los sofistas y políticos una sensación de molestia la cual se asemeja a la de la ávida mosca topándose en el rostro de una persona, o la sensación producida por la pequeña piedra que se encuentra dentro del calzado.
Se distinguió también por su bravura y heroísmo en batalla. Sirvió como soldado ateniense en varias batallas del Peloponeso. Rescató a Alcibíades, herido. En Delión protegió la retirada de las tropas atenienses.
La esencia del socratismo
Fue educar el alma y formarla para la virtud. Enfocó su curiosidad intelectual en el ser humano y en su capacidad de conocer la verdad. Aunque jamás escribió un documento sobre su filosofía, Sócrates confió su mensaje ya sea en el diálogo o en el ejemplo de su obrar.
El verdadero Sócrates
Más conforme con la realidad resultaría un Sócrates combinado entre el que aparece en los primeros diálogos de Platón con algunos rasgos del que nos describe Jenofonte, sin olvidar añadirle algunos retoques de la caricatura de Aristófanes.
El final
Por sus convicciones filosóficas jamás participó en la política. Ya en edad madura. Se presentó una acusación contra él (por Anito y Melito) de no creer en los dioses de la ciudad y corromper la juventud; fue considerado culpable y se le condenó a envenenarse bebiendo una copa de cicuta.
Discípulos
Al círculo socrático pertenecieron Critias, Alcibíades, Esquines, Simmias, Cebes, Simón el Zapatero, Antístenes, Euclides, Aristipo, Felón y Platón.
Más de su enseñanza nos deja este invaluable legado “nada puede dañar a un buen hombre, ni en la vida ni en la muerte”.

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