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lunes, 1 de marzo de 2010

El Ejercicio Del Discernimiento.

por:jesus moises del cid
moisesdelcid@gmail.com

Todo aquél que se sumerge en el estudio del conocimiento filosófico, se enfrenta a diversas posturas y corrientes de pensamiento. Mas el compromiso existente en el estudiante de la filosofía es el de encontrar la verdad. Es así imperante el estudio y la entrega, ejercitar facultades, conocimientos y habilidades, calibrar el ejercicio intelectual para distinguir y enfatizar la verdad.

El aprendiz de filósofo debe tener un ejercicio crítico con los argumentos que llegan a él a través de alguna obra textual u oratoria. Le es preciso leer variedad de obras y pensadores para mejorar la profundidad y claridad de pensamiento y expresión, así como para enfatizar las verdades y denunciar los errores. Todo ello con el respeto y la cordialidad propia de quienes aman la Sabiduría.

A este ejercicio intelectual se le denomina discernimiento. Esto es, distinguir una cosa de otra, señalando las diferencias entre ellas, además de conceder y otorgar el valor y aprecio a lo verdadero.

Es pues, que el ejercicio del discernimiento es una actividad muy importante para el estudiante de filosofía; practicado junto a una sólida formación académica, el estudiante se debe aventurar a leer y conocer las diversas ramificaciones intelectuales que se han vertido en el desarrollo del conocimiento humano.

El aprecio a las diversas obras filosóficas es el campo de trabajo del intelectual que aspira a mejorar su desarrollo académico y a perfeccionar su ejercicio filosófico, ya que todo hombre por ser racionalmente imperfecto necesita hacer valoración de las ideas de quienes lo anteceden y también, claro, de sus contemporáneos. Este trabajo le hará fundamentar mejor sus conocimientos y su postura ante las diversas problemáticas que se presentan en la realidad.

No es una empresa perdida aquella que se lanza a la tarea de perfeccionar el conocimiento, pero debe tener una mira trascendente para tratar de entender lo esencial de las cosas. Por ello, la filosofía, el conocimiento de las cosas por sus causas, es el más noble de los saberes humanos.

Y todo aquél que se sumerge en el mar filosófico tiende a uno de los fines más nobles de la naturaleza humana.

Moisés Del Cid