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jueves, 21 de octubre de 2010

Biografía de Heráclito de Éfeso.

El Filósofo del Devenir.






Como muchos pensadores de la antigüedad Heráclito presenta un problema cronológico, en establecer su nacimiento y su fecha de fallecimiento, pero se afirma que lo mas probable es que haya vivido entre los siglos VI y V a. C.

Nacido de cuna noble pero de carácter melancólico este insigne filósofo se distinguió por el desprecio a las masas y a la vida en sociedad. De costumbre solitaria el nativo de Éfeso, una colonia griega en la región de Lidia. En su pensamiento Heráclito propone dar mayor importancia a el parecer de los mejores que al de la mayoría.

“un solo hombre vale por diez mil, si es el mejor”.

Por ser de noble familia estaba a destinado a convertirse en regidor de su ciudad (Éfeso), pero Heráclito decidió otorgar dicho cargo a su hermano, para retirarse a vivir de manera ermitaña.

Muchas frases de Heráclito son agrias e hirientes, pero no dejan de tener relevancia y cierto humorismo. Por su lenguaje melancólico y sombrío, es por que se le conoce como “el oscuro”… ni manifiesta ni oculta su pensamiento, sino que lo indica por signos.

A Heráclito se distingue por su famosa frase “todo fluye” (panta rei) con lo cual pretende designar que todo lo existente es tan solo un cambio continuo. Un dinamismo perpetuo en el cual no hay nada que permanezca, ni nada que este absolutamente establecido. La naturaleza es de modo inestable e inaccesible, nada puede tomarse como algo que perdure. Nada es fijo, todo se transforma.

Es como lo que menciona en su lección de que nadie se baña en un mismo rio dos veces, la misma agua en la que nos sumergimos ya fluyo y no tiene retorno. Así, que si intentamos sumergirnos nuevamente : la naturaleza del rio habrá cambiado debido a que no es ni el mismo liquido en el cual nos mojamos antes, ni el mismo río en que nos bañamos la primera vez. Todo habrá mutado debido al dinamismo de la dicha realidad cambiante.

“cada cosa es y no es al mismo tiempo”.



Es evidente que el pensamiento de “El Oscuro” se erige sobre en una especie de ley de contradicción y armonía en lo que hoy se conoce comúnmente como una lucha de contrarios. Y es en el dinamismo de esta lucha lo que hace a la realidad. Mientras ocurra ese enfrentamiento de contrarios la fatalidad y violencia de dicha “guerra” se conservara el curso de las cosas, así como también realizara la justicia en el aspecto de purgar todo aquello insano e impropio del cambio constante. Es decir con Heráclito se promulga la guerra como un elemento purificante que extirpara todo aquello que no se adapte o que sea débil para su fluir en este mundo mutable. La realidad y el mundo se sustentan en este conflicto de opuestos invadiéndose unos a otros.



El elemento primordial en Heráclito es el fuego. Ya que el fuego es un elemento que consume y transforma. Es un medio donde a las cosas ocurre tanto la inflamación y la extinción. Donde se da todo de si para luego desvanecerse.” El mundo es un eterno fuego viviente, que se enciende y extingue conforme a medida” tanto el fuego enriquece a las cosas y seres mediante su transformación, como el mismo fuego toma de ellas mediante su inflamación.



Hay en el mundo un incesante combate, y hay también una estabilidad relativa de las cosas, causada a las manifestaciones del fuego.



Es por ello que para Heráclito el orden y la armonía del universo se mantiene en la tensión y lucha de los opuestos, en el forcejeo de los elementos que lo componen. “en el Uno se concilian todas las tensiones, se armonizan todas las diferencias”.



Heráclito el “Uno” lo llamo Dios y Sabio . “El sabio es únicamente Uno. Quiérase o no, ha de llamársele Zeus”. En Dios es y radica la Razón universal y ley de todas las cosas, y sujeta a todos los seres a formar una unidad (panteísmo) pero determina el constante cambio del cosmos.

“para Dios, todas las cosas son bellas, buenas y justas; los hombres, en cambio, consideran buenas algunas cosas y otras malas”.



Multiplicidad, pluralidad dinamismo, contraste y lucha, son términos con los que el oscuro de Éfeso enriqueció su pensamiento en un orden en constante mutación (cambio) y regido por un Dios marcial, que en su naturaleza purifica lo impío y lo decadente de l mundo fluyente.



El hombre no debe buscar una unidad absoluta, sino mas bien la unidad basada en la rica diversidad de identidades. El fin del pensamiento de Heráclito no es fijar sino enriquecer en la dinámica, en estar despierto al constate movimiento de los seres y del mundo, evitar adormecernos en la quietud de conceptos y supuestos para aligerar nuestro pensamiento.

“respecto a todas las otras, una sola es la que prefieren los mejores: la gloria inmortal respecto a las cosas pasajeras. El resto, en cambio, piensa sólo en saciarse como bestias”.

Heráclito propone el ejercicio del pensamiento como una lucha constante de las almas por elevarse por encima de lo común y de lo ordinario, que adormece a la mayoría de las personas, en una atenta vigilancia del mundo por el pensamiento y la razón.



El legado que nos deja Heráclito a todo aquel que se afana por el intricado ejercicio del pensamiento queda resumido en esta frase:



“yo he indagado en mí mismo, los confines del alma no los podrás encontrar nunca, por mas que recorras sus caminos; así de profundo es el logos”.

A manera de advertencia en que no se debe tener por sabio quien lo presume en conocer todo, ya que nuestra inteligencia es limitada a la riqueza existente a la realidad y el universo.

Hacia l final de sus días Heráclito, por la edad de sesenta años, acudió a la plaza de Éfeso y tras de haberse cubierto de estiércol se dejó devorar por los perros. Así termina según ciertas versiones, la vida de este pensador que así como muchos de noble pensamiento, enriquecieron lo que hoy conocemos por filosofía.

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