¿Apocalipsis Ahora?

¿Apocalipsis Ahora?

Por Jesus Moises Delcid Robles.

“El hombre de hoy, aun en su grandeza científica y tecnológica, le angustia el hecho de verse superado por la naturaleza”.

Cuando las fuerzas de la naturaleza devastan con abrumadora violencia las obras mas sublimes de los hombres. En estos, al verse  despojados de su bienestar y de su orgullo hegemónico despierta una sensación de tristeza desoladora. El mundo los ha golpeado en la cara y comprenden, que a pesar de sus grandes realizaciones, aun se encuentran sometidos e insertos a una realidad que los envuelve y rebasa.

En este abrumador estado surgen en sus pensamientos ideas apocalípticas, y con justa razón, por que cuando la adversidad allana y destruye los privilegios de los cuales presumen  los hombres de hoy, estos interpretan su insignificancia ante la grandeza del mundo y el universo. Son  solo un punto microscópico ante el infinito cosmos universal.

La humanidad debe aprender a coexistir y progresar en una estrecha relación con la naturaleza que habita. Por que la ciencia que desarrolla debe seguir un sentido más de provecho y armonía hacia un verdadero bienestar. Evitando contrariar dicho fin, por sacrificar lo que se es y lo que se tiene, abalanzándose ciegamente  a logros que alimenten  la soberbia y la utilidad mezquina al explotar los recursos naturales de manera desproporcionada y avariciosa.

El mundo no es un juguete para el capricho de los hombres. La humanidad debe impedir en sus logros, los excesos de su imprudencia. El científico debe marchar, por compromiso de su intelecto, hacia el orden y la claridad en sus progresos. Con  la finalidad de que la ciencia esta al servicio del bienestar de los hombres y de los seres,  no lo contrario.

Toda aquella calamidad que aplasta los asentamientos humanos advierte a las personas afectadas que están bajo un orden natural, el cual sobrepasa en gran medida sus alcances logrados. Más se debe recapacitar que las perturbaciones producidas por los fallos de los hombres  han sido de mayor gravedad, ya que sucesos como los derrames petrolíferos, accidentes radiactivos, contaminación, la extinción de especies son irreparables y toxicas para la propia sociedad y el mundo en que habita.

Aunque los hombres por el privilegio de su racionalidad tomen disposición de los recursos naturales, por obligación de su humanidad debe mantenerse en la armonía del orden natural.

De manera inquietante en el hombre actual aun pervive la primigenia indigencia de verse damnificado por los desastres naturales, mismos que son propios de la tierra en que vive y que en nada es el objetivo de la naturaleza destruir al ser humano. Por que en el fluir de las fuerzas naturales estas afectan a los seres y las cosas por igual, pero el hombre posmoderno remordido por sus errores garrafales en que ha atentado en pro del progreso y de la ciencia toma para si mismo dicha violencia.

La sociedad humana debe tener cautela de cuidar del medio en que vive y de ordenar el avance de sus logros, ya que si no recapacita y actúa en rectificar sus pasos estará condenada a su extinción.

“La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos”.

Luis de Argote y Góngora