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miércoles, 10 de diciembre de 2008

El hombre y la muerte.

moisesdelcid@gmail.com





“Vive, vive honestamente,
Tarde o temprano atravesaremos el umbral de la muerte.
Porque en la naturaleza de todo hombre,
Ninguno se escapa de esta suerte”.

En algún momento en nuestra vida hemos reflexionado sobre la muerte, ese transito en que el ser vivo deja de serlo. Que en nosotros los humanos viene a ser, la separación del alma y el cuerpo. Es la muerte un transito del ser personal.

Al contrario de lo que comúnmente se piensa, la muerte no es un ser o persona que deambula por el mundo arrancándole la vitalidad a los seres vivos. Si no que filosóficamente la muerte es la carencia de la vida de un ser vivo. Es pues que más allá del mito de la parca o la calaca con su guadaña, la muerte es simplemente la falta de vida en un organismo.

La muerte esta ligada a la vida humana como una amenza constante. Como bien expresó William Shakespeare en la frase de su obra Hamlet: “Ser o no ser he ahí el dilema”. Esta sentencia nos muestra la angustia del ser humano, ante lo frágil de su persona, que en un momento tiene vida pero en otro momento puede perder la existencia.

Pero humanamente la muerte es un tema mas allá de la cesación de la vida de un ser viviente, ya que representa un transito personal en la separación o ruptura de la unión del cuerpo y el alma. Encaminándose así hacia un nuevo y misterioso estado del que fue un ser humano.

Por su elemento espiritual el hombre puede trascender a la muerte, es así como aun recordamos y veneramos a personas que vivieron mucho antes que nosotros, suceso que no ocurre en otro ser vivo.

“la muerte nos señala el fin de la naturaleza humana, así como la ciencia del hombre. Pero es allí donde comienza su trascendencia y ascensión espiritual”. Agustín Basave.

Todo hombre debe encaminar su vida hacia lograr una trascendencia mas allá de la muerte, porque en este sentido se busca alcanzar una realización personal y la muerte resulta un proceso menos angustiante al no significar tan solo el fin de la vida, sino mas bien resulta un nuevo estado al cual esta encaminado todo ser humano.

Mas allá de una angustia personal ante la muerte, todo hombre o mujer de avivar su animo en preparase para afrontarla naturalmente y espiritualmente. Así como la oruga logra una metamoforsis para convertirse en una mariposa, en el hombre al ocurrir la muerte ocurre una especie de metamorfosis a la cual es su inevitable por tanto debe prepararse para afrontarla de la mejor manera que es una plenitud humana y personal.

La filosofía y la ciencia terminan con la muerte del ser humano. He aquí la última frase de Sócrates:
“pero ya es hora de irse: yo a la muerte, vosotros a la vida. Quien después de nosotros se encamine hacia un estado mejor, será desconocido por todos nosotros, …”.


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